APORTACIONES DE JAQUES LACAN AL PENSAMIENTO PSICOANALTICO CONTEMPORANEO
Lacan es uno de los máximos exponentes del
psicoanálisis actual y se puede decir que el mundo contemporáneo tiene una duda
con él; aún no ha sido plenamente comprendido ni entendido, tampoco valorados
los enormes aportes que ha dejado en el psicoanálisis, la lingüística y los
vínculos interpersonales.
El profesor Lacan tuvo una forma de pensar muy
profunda, muy compleja y muy difícil de entender. El comentaba que su trabajo
era complejo a propósito porque si resultaba demasiado claro las personas que
lo escuchaban no iban a poder elaborar lo que había expuesto; de ahí que para
entender a Lacan muchas veces hace falta revisar algunas ideas previamente
dirigidas, por así decir, de otros profesionales que han estado cerca de él, y
aún así, los entendimientos son bastantes parciales.
El decía que el Yo, que era la personalidad del ser
humano, ocupaba el lugar del desconocimiento. Lo planteaba así porque decía que
las personas cuando nos comunicamos las unas con las otras no sabemos lo que
decimos ni tenemos claro cuáles son las intenciones que nos mueve a hablar como
hablamos o a comportarnos como nos comportamos. Desde esa perspectiva voy a
hablarles de sus ideas teniendo en cuenta que esas ideas pueden tener otra
forma de pensarse y de entenderse; por eso él dejó las cosas abiertas para que
nosotros podamos seguir dándole vueltas y pensando en esa ideología.
El 90% de su obra está de su obra está centrada
alrededor de Freud, es decir, él se dedicó a extender los alcances de la teoría
freudiana y un buen 10%, a mi entender, han sido aportes personales
valiosísimos y novedosos, y que lejos van más allá de la obra freudiana.
El profesor Freud, a fines del siglo pasado, ya tenía
claro cómo funciona la mente humana. Para él ya estaba claro como era el
problema de los vínculos, del lenguaje y como era aquello que causaba la
patología, las enfermedades, el sufrimiento. Sin embargo, según la posición de
Lacan, los discípulos de Freud no fueron personas brillantes. Llamaba a estos
apóstoles «los grandes ineptos», los que no pudieron seguir al maestro de un
modo adecuado y los denuncia desde el comienzo de su obra porque habían
distorsionado conceptos fundamentales como el Yo, la personalidad, el
inconsciente, la transferencia, etc.
El propone y se propone una lectura freudiana más
severa y unas ideas que tendrían que ser la luz que guíe los tratamientos
psicoanalíticos y el entendimiento del funcionamiento de la mente.
Lacan plantea que el inconsciente humano es
inteligente, es dinámico y tiene una lógica más perfecta que la conciencia. En
otro momento Lacan plantea que el criterio del Yo, o sea, aquello que nos
comunica con el mundo exterior, aquello que nos da el gesto, la palabra,
aquello que nos vincula el uno con el otro, era un intruso, era una astilla
metida en el psiquismo humano que no servía para mucho, que había sido
adquirido y que no era lo auténtico del hombre. Lo auténtico para Lacan era su
concepto de «sujeto del inconsciente», es decir, una instancia mucho más
profunda que el Yo y que estaba muda, que no podía hablar porque el Yo se había
entronizado en el centro del ser y no permitía que esas voces profundas se
expresaran. De ahí que él mantiene toda una lucha en contra de la hija de
Freud, Anna Freud, quien se dedicó a aplaudir al Yo y a las defensas. El a su vez
se opuso permanentemente a plantear un psicoanálisis creyendo en que lo que uno
le dice al otro es lo auténtico y lo verdadero. El siempre pensaba que había
algo más allá de las palabras. Debido a esta irreverencia que él tenía es
expulsado de la Sociedad Internacional de Psicoanálisis porque plantea grandes
modificaciones; entre otras, plantea la modificación de la técnica, en la cual
él dice que las sesiones no deben durar una hora o 50 minutos sino podían durar
hasta el momento en que surge el niño (pettite «a») del ser humano. En
ese instante se trabaja con el niño que surge y la sesión termina. Esto rompía
totalmente con las normas psicoanalíticas internacionales. tuvo también otros
choques, por ejemplo, mantuvo esa irreverencia con respecto a las categorías de
los analistas didactas, los jerarcas de las instituciones y los alumnos, que
eran eternamente alumnos, y planteó que esa pirámide, esa estructura del
psicoanálisis tradicional debería cambiar. Esto lo costó la expulsión y
finalmente la creación de su propia escuela de Psicoanálisis, que mantuvo desde
los años 55 aproximadamente hasta poco antes de morir en que él disuelve su
propia escuela en un acto de consecuencia con lo que pensaba: que las
instituciones no deberían tener una prevalencia demasiado intensa porque eso
aligeraba la transmisión de la cultura.
Yo voy a hablarles de 4 ó 5 conceptos típicamente
lacanianos. No son los únicos y por supuesto tuvo muchos otros.
1. LA TEORIA DEL ESPEJO
Antes de que plantee esta teoría se entendía que el
desarrollo del ser humano era un desarrollo lineal; el bebé nacía, tenía el
pecho, tenía a la madre, luego de un tiempo desaparecía el pecho y pasaba a una
segunda etapa (anal) en que el niño aprendía a tener control de esfínteres. Terminaba
esta segunda etapa y comenzaba una tercera (etapa de las diferencias anatómicas
de los sexos) y así sucesivamente y el niño iba creciendo y desarrollándose en
su proceso. Lacan dijo que esto estaba incompleto, que no era tal la situación,
que había un momento alrededor sismo en el psiquismo del niño y a través de ese
sismo él entraría recién a la cultura y describe lo que se llama la teoría
del espejo.
El empieza planteando lo siguiente: observando a un
bebé recién nacido él se da cuenta de que sus movimientos no están de acuerdo a
su voluntad, por ejemplo el bebé tiene hambre y mueve los pies muy rápidamente
en vez de dirigir la mano hacia el biberón o el pecho. Lacan se dio cuenta de
que el cuerpo del bebé no respondía a las órdenes de su cerebro. Se dio cuenta
de que el cuerpo del bebé funcionaba como si fuese fragmentado. El bebé a su
vez comenzaba a tener una cantidad de miedos y sustos por fenómenos que
actuaban en su cuerpo y que él no entendía. Por ejemplo sentía calambres de
hambre, se mojaba, etc. A este primer momento Lacan llamó «el bebé con el
cuerpo fragmentado» porque los fragmentos del cuerpo funcionan cada cual
por su lado. Esta etapa produce en el psiquismo del bebé una sensación de caos
y de miedo. El bebé sufre esto cuando toma conciencia de que su cuerpo no le
obedece y esta situación de caos empieza a disolverse cuando el bebé descubre
su imagen reflejada en el espejo, a esto se refiere como la aparición de la
imagen del bebé en el espejo donde el sonríe al espejo y el espejo le sonríe. A
Lacan no le fue ajena la situación de júbilo que aparece en el niño al verse
reflejado en el espejo, pero este júbilo no era simplemente porque se ve en el
espejo sino porque los movimientos que él realiza, el espejo los imita, de tal
manera que siente que hay una comunicación. Este primer momento va seguido de
otro momento, también dentro de esta etapa, en que el bebé siente igual de
júbilo cuando ubica a otros bebitos de la misma edad. A esto Lacan lo llamará «el
reencuentro con el idéntico» y desde ahí va a desarrollar otros puntos de
vista muy interesantes. Finalmente, hay un tercer momento más importante que
engloba esta teoría del espejo que, creo yo, es el momento más
importante que el espejo en sí y que el encuentro con el semejante, es
cuando encuentra la mirada de la madre. Para él, el primer espejo está
en los ojos de la mamá que lo mira; si él sonríe que la mamá le sonría, si él
llora que la mamá se ponga triste, si él grita que la mamá reaccione, si él se
duerme que la mamá se duerma. Esta comunicación pre-verbal para él es
fundamental y es motivo de júbilo.
El concepto central de Lacan en este punto no es el
hecho que soy querido y mi mamá me entiende sino el júbilo por que se ha
logrado la decodificación de su mensaje. El mensaje de dolor la madre lo ha
decodificado y lo entiende y le devuelve consuelo. A partir de este momento de
desarrollo el bebito va a cambiar y ya va ha ser una persona que va entrando
poco a poco al símbolo y poco a poco, a un crecimiento más coherente. A
partir de ahí también se abre toda una línea de entendimiento de la patología y
del sufrimiento humano en el futuro y de las enfermedades mentales.
Cuando se encuentra un bebé con una mamá que no domina
la misma sintonía ni lo entiende cuando él está mandando un mensaje, este bebé
será el día de mañana, en el mejor de los casos, un neurótico y en el peor de
los casos un psicótico, un enfermo mental. Algunos ejemplos cotidianos de
desencuentros son: si la mamá da de mamar a su hijo y está viendo televisión no
habrá descifrado el código. Si la mamá al darle de lactar le habla, le sonríe
el bebito sentirá que aparte del flujo de la leche está recibiendo un flujo
intenso de amor y de cariño; por eso a partir de este momento Lacan plantea que
el ser humano se va a estructurar en la mirada del otro y que nosotros
somos lo que somos porque fuimos mirados de una determinada manera fuimos
tocados de otra manera y entendieron nuestro mensaje. De ahí que se ve
popularizado esto y hoy en día en salud mental se dice no le digas mentiroso a
tu hijo porque se vuelve mentiroso, no le digas ladrón porque lo vuelves
ladrón, no le digas malo por que lo vuelves malo, etc. esto proviene del aporte
de Lacan.
Esta teoría del espejo sirvió en un primer momento para
indicar cómo desarrolla el bebé y que necesita él, en un momento de su vida
pero también en un segundo momento Lacan repiensa esa teoría del espejo y dice:
No solamente es un momento del desarrollo sino también es el momento en que
nace el símbolo, la capacidad simbólica de la persona. El símbolo primario es
el falo.
El inconsciente está estructurado como el lenguaje. No
solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino como un lenguaje y un
saber, un saber inconsciente. Antes de Freud ya se conocía que era el
inconsciente, se hablaba de subconsciente, formaciones más allá de la
consciencia, otros ya hablaban de que había un subconsciente, donde se
depositaban los acontecimientos de primera persona a manera de un desván o
closet donde uno iba metiendo los trapos, cuadernos, y luego un buen día, eso
aparecía en la consciencia. El primer concepto del inconsciente fue que
es un inconsciente tipo sótano, donde si se archivan las cosas para siempre.
Posteriormente Freud empieza a indicar y hacer notar
que no es así, que el inconsciente es dinámico, que no duerme, que no es un
depósito ocioso de cosas, esas cosas están saltando y en movimiento todo el
tiempo; si nosotros tenemos una impresión en el día, esa impresión va a durar
5, 10, 20, 50 años, lo que vivimos. Hay personas que un buen día sienten un
particular olor, y automáticamente se les viene a la mente un recuerdo muy
claro de una situación que se vivió a los cinco o cuatro años de edad mientras
estaba de visita en la casa de la abuela, por ejemplo. Esta dinámica del inconsciente
fue lo que primó en un tiempo; ya se sabía que los contenidos del inconsciente
tenían vida, estaban y se podían evocar a través de sueños o síntomas. Pero
Freud fue más allá; describe al inconsciente como un inconsciente organizado,
con una lógica propia, y esto modifica bastante la situación, porque muchas
personas de la época no lograban entender exactamente lo que él quiso decir.
Freud lo dijo en 1999, en 1905 y en 1907: «el inconsciente está estructurado
como un lenguaje». Lacan es el que tomando la clase de Freud dice: es un
lenguaje que tiene un saber, que tiene un conocimiento pleno. De tal manera que
las cosas que se presentan del inconsciente tienen una lógica. Y si nosotros,
por lo tanto, vemos como habla un loco, un psicótico, que nos dice que su
hígado es de plomo, que tiene comunicación con Dios, ustedes podrían pensar:
son locuras, qué sentido tiene eso con la realidad. Lacan, apoyándose en Freud,
plantea que ese delirio es absolutamente lógico, que las palabras delirantes
obedecen a un lenguaje más perfecto aún que el lenguaje consciente y el sentido
del delirio es un sentido pleno, para el cual tiene él entonces que estructurar
cuáles son esas leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de
las leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de las leyes que
regulan la vida cotidiana. Y él plantea, con una admirable intuición, la
formula siguiente: la consciencia va a funcionar como un lenguaje regido por la
metáfora, por la metonimia.
La metáfora es una figura a través de la cual le
presenta una idea que alude a un concepto incambiable, inmodificable,
constante; por ejemplo yo les digo: la «U» jugó un gran partido y los once
muchachos mostraron una garra increíble. Creo que todos ustedes van a entender
que me estoy refiriendo a que tuvieron valor, coraje, fuerza, no creo que
ninguno crea que le salieron garras; eso se llama metáfora. Este es el lenguaje
que usamos despiertos, pero en el inconsciente las cosas caminan de otro modo,
la palabra garra puede que signifique una garra y muchas otras cosas más. por
ejemplo para la consciencia la palabra soldado significa un señor con un fusil
en el ejercito, para el inconsciente la idea es otra, la palabra soldado
significa un dado, significa algo como soldadura y puede significar otras
muchas cosas más; de ahí que en los sueños, que es un lenguaje totalmente del
inconsciente, uno puede soñar con una mesa con un sombrero encima, y resulta
que uno estaba preocupado porque el señor Carlos Meza no ha venido a verlo y lo
está esperando, y el señor Meza usa sombrero. Entonces la intención del sueño
es cambiar el lenguaje a través de otro sistema lingüístico que es lo que se va
ha expresar.
Ahora quiero aclararles un punto. Los psicoanalistas
no somos lingüistas y no pretendemos serlo. A nosotros no nos interesa la
estructura normal del lenguaje. Nuestra tarea está en la estructura anormal del
lenguaje. Si yo por decir una palabra digo otra, ésa me interesa, si yo por
decir una frase se me sale, a manera de un lapsus, otra, eso es lo que a mí me
va a interesar. La falla del lenguaje es la tarea del analista, no del
lingüista. A nosotros nos interesa la falla del lenguaje únicamente para poder
precisar que hay detrás. Algunas veces esta falla es inconsciente, y siempre va
a reflejar algo que hay en la profundidad.
Otra aportación sumamente interesante de Lacan en
materia lingüística es romper con el signo lingüística de Saussure, en el
sentido de que en el signo aparecería dos partes del mismo: el significado y el
significante, en el cual el significante puede ser una palabra que remite a un
significado. Lacan dijo que no era así, que el significante remite a otro
significante y ese segundo significante a un tercer significante, nunca
hay un significado final y eso se prueba de una manera fehaciente cuando,
por ejemplo, nosotros decimos una palabra: madre, eso remite a la imagen de la
madre de cada uno de nosotros pero no remite simplemente a una imagen, sino a
un concepto añadido: madre-buena, madre-tierna, madre-afectuosa, madre-muerta,
madre-viva, etc. Por lo tanto el significante no remite a un significado final
total y cerrado, remite a otro significante, y ese significante a su vez remite
a otro significante, creándose una cadena complejísima de seguir y de continuar.
Una de las frases típicas de Lacan, y que a él le
gustaba mucho decirla porque el sabía que creaba cierto desconcierto, era: el
lenguaje se impone y a la persona no le queda otro remedio que hablarlo.
Entendiéndose que desde el inconsciente hay un lenguaje que empuja y se quiere
expresar y nosotros simplemente le damos forma verbal lingüística.
2. El nombre del padre
En relación a esto, Lacan planteó que hubo un vacío en
el entendimiento de la función del papá dentro de una casa en toda la obra de
Freud. Se pensaba que en algún momento Freud trató de ser más, amplio y más
explícito, pero no lo pudo lograr y lo que se leía hasta esa época era lo
siguiente: El padre es importante en la vida de un niño, pero es el rival del
niño, es aquel que disputará con el hijo el amor de la madre y disputará con el
padre la importancia frente a los hermanos. Se pensaba que era una especie de
segundo hombre en importancia en la casa: primero la mamá, primero la
lactancia, el vínculo madre-hijo, primero la mirada de la madre y a la sombra,
escondido, el buen hombre ayudaba a su esposa a pasarle el biberón a cambiarle
los pañales al niño, cuidando a la mujer para que esta pueda hacer una buena
labor de madre.
El concepto del padre para Lacan es revolucionario
dentro del campo del psicoanálisis. Para Lacan el padre es un figura
fundamental desde el primer instante de la vida del bebé; empieza él por
plantear que si el padre desea a su hijo, desea que nazca, desea que viva,
desea darle su apellido, el bebé se va a dar cuenta y en ese momento el bebito
va a recibir lo que él llamó «el nombre del padre», va a recibir la
certeza de que él es bienvenido a la vida, bienvenido al mundo y amado por su
padre. En ese momento será un bebe feliz porque va a saber que pertenece a una
familia, que pertenece a una estirpe, que el apellida Perencejo y que su padre
fue Perencejo y su abuelo también lo fue y su bisabuelo también, y así
sucesivamente siguiendo una lineal que desarrolla por ese lado y que el niño
siente de alguna manera una trascendencia, una permanencia.
Pensemos en como son los delirios de los psicóticos,
de los enfermos mentales, todos ellos tienen que ver con un problema de la
identidad, todos tienen que ver con un problema de donde vienen, de donde
provienen. La identidad la transmite el padre. Por eso es que los
enfermos mentales tienen delirios que tienen que ver con la identidad. Por
ejemplo: Yo soy Napoleón o creo que soy homosexual y están angustiados por eso,
creo que soy padre de ese niño pero no me acuerdo de cuando lo hice, son
problemas de filiación. Lo que pierde un psicótico en un primer momento es su
filiación, puede creer que es hijo de otra familia, puede creer que es
extraterrestre, puede creer mil cosas que no son la realidad. El encuentro
fundamental del encuentro del hijo con el padre es el comienzo de la vida. No
como se creía, que el padre aparece cuando el niño tiene dos años, ya es muy
tarde, ya es un hijo sin padre. El padre tiene que estar presente desde el
momento del parto, donde sin duda se va a dar una presencia importante y una
transmisión de que «hijo quiero que nazcas», «te recibo y te traigo al mundo y
quiero que estés conmigo y que recibas mi nombre», pero para que esto se dé no
solamente basta que se presente el padre, sino que la madre de alguna manera
participe en esto haciéndole saber al hijo: «este es su padre, a quien amarás y
respetarás»; el hijo tiene que ser posteriormente presentado por la madre. El
padre no puede decir «tú eres mi propiedad, tú eres mi hijo y me vas a obedecer»,
eso no le sirve al bebe. Lo que le va a servir es que la madre haga el ritual
de presentarle al padre y el padre lo reciba. Ahí el niño va a tener la
impresión de que va a ser amado por el padre y el respetar a su padre. la
presencia del padre es lo que va a dar la ley según Lacan, la ley es lo que va
a dar el orden psíquico. El nacimiento de la ley va a estar ubicado, la ley
vendría a ser la actitud que tiene el padre para prohibir el incesto; la ley
que tiene que transmitir el padre es única: «con tu madre no te acostarás, con
tu hermana no te acostarás y a mi no me matarás». Esa es toda la función que
tiene que hacer un buen padre para instalar la ley, los otros aspectos son
secundarios. Pero la ley llamada «la ley que estructura al ser» está dada por la
prohibición del incesto. El niño que aprende la ley de la prohibición del
incesto será un bebe que sin duda respetará las leyes, se respetará a sí mismo,
respetará el cuerpo, podrá retirarse a tiempo cuando hay una mujer que no le
corresponde, ni entrará en crisis pasionales porque sabrá darse cuenta que hay
una ley que tiene que respetar y que no tiene que violar ni tiene que
sobrepasarse.
3. Concepción lacaniana del amor
El decía: hay dos formas de amar. Una primera forma
posesiva, egoísta y anal; y otra segunda forma que él llamaba «el amor
evanescente». El bebe nace y desarrolla un estilo propio de su edad, que
consiste en este amor posesivo, pero en un momento de su desarrollo, a los 5
años de edad, se produce una transformación de su interior y él cambia y
empieza amar de otra manera, deja de ser posesivo y pasa a otro tipo de amor.
El amor posesivo se caracteriza por toda conducta que
muestra un niño generalmente menor de 5 años, en el cual el egoísmo y la
necesidad de posesiones es lo que prima: mi pelota, mi mamá, etc. El amor
posesivo, según Lacan, no puede expresar satisfacción alguna y si hay algo de
satisfacción estaría ubicado únicamente en el momento de la posesión de objeto.
El amor posesivo deja vacíos porque no hay despedida de los objetos, no deja
recuerdos, deja agujeros que no se pueden llenar. Esto también lo encontramos
en los vínculos de muchas parejas adultas o adolescentes cuando plantean frases
como la siguiente, cuando una chica le cuenta a otra amiga: si mi enamorado me
saca la vuelta, se murió para mí, no quiero que me llame, no quiero que
aparezca; eso es el típico amor posesivo en que «te amo en la medida que estés
a mi lado». Llega la etapa del complejo de Edipo a los 3 años y medio y luego
aparece el amor evanescente.
(Cuando explico esto me gano protestas del público).
El amor evanescente es aquel amor que se práctica profundamente sabiendo que la
persona a quien amamos se puede ir en el momento que quiera, y aunque me deje
esta noche, yo puedo amarlo profundamente y aceptar que tiene a libertad de
irse. En la misma medida me comprometo con un amor profundo a amarlo hasta que
mi corazón deje de latir, y si me interesa otra persona, ahí me retiraré y
tranquilamente. El amor evanescente es aquél que se duele con los celos, y que
le altera que a su pareja la mire otro, pero aunque tenga celos, acepta, admite
que la persona con la quien uno está puede irse y desaparecer en cualquier
momento que él desee irse, respetando la libertad y el desarrollo de esa
persona.
Se supera el amor posesivo a través del triángulo
edípico, donde el niño va a resolver esas pasiones amorosas de su infancia. El
complejo de Edipo dura un año aproximadamente y empieza cuando el niño ingresa
al Edipo siendo un perfecto narciso, un egoísta; y después de un año
dependiendo de cómo los padres manejen esta situación el niño va a salir
aceptando hermanos, aceptando que tiene que dormir en otro cuarto, aceptando
que mamá no es de él sino del padre y que él va a tener que buscarse el día de
mañana su pareja, su esposa y tener sus propios hijos. Esta transformación
edípica es el arte de la educación de los padres. Esto lo hacen los padres a
través de una enseñanza llena de afecto, pero con una ley. El niño que
atraviesa un Edipo adecuado será una criatura que aprende a respetar los
derechos del otro, que aprende a compartir y que aprende a perder. No hay cosa
más dolorosa para un niño de 4 años que perder a su madre y perderla en materia
de amor, eso lo convierte en un hombre de valor
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